Hemos pensado este post porque muchas organizaciones con las que tenemos oportunidad de colaborar en alguna formación o alguna actividad recelan de la consultoría, a pesar de que se encuentran con encrucijadas, agotamientos, abandonos y errores que las van lastrando. Sobre todo, a personas clave que de ser autodidactas o polivalentes o supervivientes o supertodo, pero que, en ocasiones, ya no dan mas de sí. A veces, el precio que hay que pagar por no pedir ayuda es mucho más alto que buscar facilitadores.

Y decimos esto, porque parece que la consultoría es el último recurso antes del abismo. Y nada de nada, ni hay tanto abismo, ni las cosas están tan mal por lo general. Eso sí, son susceptibles de mejora, de una mejora sistémica, interdependiente y fortalecedora de la organización. Y aquí, sí, aquí es donde el trabajo de la consultoría tiene mucho que aportar.

Si me permitis, comenzamos nuestra consultoría con el desarrollo con dos frases que muchos de los que nos conoceis nos habeis escuchado: «si no fueseis buenos la organización no tendría los logros que habeis conseguido» y «no es creais tan especialitos, lo que nos contais ya sucede a otras organizaciones y superar esta etapa es necesaria para nuevos retos, no pasa nada, esto es un proceso de maduración y aprendizaje» 😉

Una consultoría, tal y como nosotros la vemos, es un espacio de diagnóstico (cuál es el problema, buscando unas métricas correctas y evitando las opiniones sesgadas), que opciones o alternativas tenemos para mejorar, cuáles de esas soluciones son válidas en nuestra organización con sus valores, ideosincracia, cultura y personas; y también un espacio de aprendizaje, de adquirir recursos individuales y de equipo para que trabajar sea más satisfactorio y los resultados de la organización mejores.

Frente a las consultorías que parecen pautadas por reglas normalizadas, para nosotros las personas son lo primero y lo último, las claves están en sus necesidades, sus conocimientos, sus herramientas y sus hábitos. En otro caso, hacemos un plan muy bonito pero muy poco ejecutable. Ya sabeis que a esto lo llamamos «la carta a los Reyes Magos», que acaba en frustración porque después los regalos no llegan (más bien las culpabilidades porque no se hizo, no se hizo, no se hizo.. ¿pero acaso teníamos tiempo y recursos para ello? ¿Para qué hacer un plan de lo irrealizable?)

En definitiva, la construcción de un nuevo marco de trabajo más útil y válido para todas las personas, que fortalezca la organización a nivel interno y tenga una mejor y más adaptada respuesta ante las cambiantes condiciones del entorno. Conformarse no es una opción, hacer siempre lo mismo generará un deterioro paulatino. Apoyamos con preguntas, con ideas, con procesos, con herramientas, con planes y con un acompañamiento professional y emocional.

Y bueno, si quereis sabes de Enclave Social los que todavía no os hayamos liado con algunas de nuestras iniciativas, como consultores seguimos las ideas y principios del Desarrollo Organizacional Participativo, nuestro papel es aportar la visión global de 20 años de trabajo en entidades sociales y unas cuantas experiencias a nuestras espaldas, hablar desde el lenguaje de las ONGs y desde su conocimiento profundo de como se financian, organizan, desarrollan servicios, involucran a la comunidad, crecen y crean recursos tan importantes que hacen la vida de muchas personas mucho mejores.

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