Deja el presentismo!! Gestiona tu equipo con flexibilidad horaria
Es curioso la cantidad de hábitos, malos hábitos, que se nos pegan del mundo de la gestión empresarial. Uno de ellos es el presentismo, o si se quiere en lenguaje coloquial, calentar la silla. Se trata de medir el grado de compromiso y el mérito de tu equipo en función del cumplimiento de un horario (algunas veces de manera estricta), en muchas ocasiones escasamente acompañado de otras valoraciones más relacionadas con el logro o los objetivos.
En definitiva, lo importante es estar en vez de hacer, es que te vean y no que obtengas resultados, es cumplir con un horario y no terminar las cosas en plazo. Las primeras no se permiten en absoluto y se reprueban muchas veces públicamente. Las otras, si no son críticas (un plazo de un proyecto o una justificación que supone perder recursos) se toleran.
Aunque te digas a ti mismo/a, no claro no, lo importante es cumplir los objetivos, reflexiona lo que haces todos los días en tu organización, en el fondo ¿eres presentista o evalúas por objetivos?
Si la respuesta es lo segundo, y si la tarea lo permite, ¿Qué importa que el/la trabajador/a entre a trabajar a las 10,oo de la mañana? ¿Estas dispuesto/a a proponer en tu organización una idea tan sugerente como la flexibilidad horaria? Si estas pensando en ello, te proporcionamos algunas ideas del como y de las ventajas que ello te puede proporcionar…En primer lugar, el horario flexible no es tener un horario diferente al resto del equipo generando un privilegio, un horario podemos decir adaptado a «circunstancias especiales», es más bien la eliminación de las normas relativas a la puntualidad y a la posibilidad de la autoorganización del tiempo (e incluso del espacio, ¿puedo trabajar parte de mi jornada desde casa? por parte del trabajador/a. Cumpliendo con un número de horas semanales o mensuales y con unas tareas y objetivos a conseguir en este tiempo designado con la organización, ¿Cuál es el problema?
Tres modos en que se puede proponer este horario flexible en la plantilla:
– Horario fijo con opciones. Se ofrecen varios horarios fijos para que el/la trabajador/a elija. Una vez que ha elegido durante un tiempo (periódicamente se abrirá de nuevo la oportunidad de realizar cambios) cada persona del equipo deberá cumplir con puntualidad el horario elegido.
– Horario flotante. La entidad ofrece un rango de horas en el que el trabajador puede entrar y salir. Así en un horario de 7:00 de la mañana a 19:00 de la tarde, cada uno elige cuando entra, sale a comer (o al gimnasio, o recoger a sus hijos/as, o a pasear…). El tiempo trabajado debe ser semanalmente (o en otro periodo), el contratado.
– Horario libre. Es la ruptura definitiva con el presentismo, se le piden a un trabajador/a uso objetivos, con unas exigencias horarias exclusivamente relacionadas con el trabajo en equipo. A partir de aquí no se mide el tiempo, si no las tareas realizadas, gestionando cada uno su tiempo de forma absolutamente libre.
Claro está, dependerá del puesto de trabajo o de las responsabilidades de cada profesional para poder aplicar una u otra opción, pero en todo caso, seguro que se pueden aplicar algunas alternativas que permitan flexibilizar y contribuir a esto que tanto se menciona pero tan poco se practica, de la conciliación de la vida laboral y personal (no solo la familiar, también otras actividades que me enriquezcan como persona).
¿Y que va a ganar mi entidad metiéndome en este lío? Tres ganancias principales para la organización que han demostrado numerosa investigaciones:
- Aumenta la productividad y la eficiencia
- Se reduce drásticamente el absentismo
- Y, sobre todo, aumenta la satisfacción, la motivación, el clima laboral y el compromiso con la organización.
En definitiva estas facilitando que tu equipo gestione mejor su tiempo, lo acomode a sus necesidades personales y familiares, reduciendo el estrés personal, aplicando los valores y la sensibilidad característica de las ONGs… y además, ¿sabían que hay estudios que nos dicen un/a trabajador/a feliz y motivado es un 30% más productivo? Vale la pena darle una vuelta a la idea, ¿no te parece?