6 “C” claves en la gestión de redes de asociaciones (1)

Publicado el 22 de abril de 2014Por

Cada vez más las Administraciones Públicas y aportantes privados apuestan por organizaciones grandes, o bien un conjunto de entidades agrupadas en torno a redes, asociaciones de segundo nivel o federaciones, como una garantía en la calidad de la prestación del servicios y en la sostenibilidad del mismo, en su gestión y en eficacia, en el soporte financiero de los proyectos, y en la disposición de interlocutores válidos en el ámbito del Tercer Sector.

Por otra parte, las propias organizaciones necesitan sumarse a proyectos comunes, que les aporten experiencias compartidas, conocimientos, acceso a financiación de ámbito supralocal, formación interna, estabilidad financiera, una plataforma de reivindicación de derechos con fuerza, unas mayores posibilidades de captación de fondos privados…

redes de asociaciones
Un tercer aspecto y más importante que los anteriores, las personas con las que trabajamos y para las que trabajamos, requieren unos servicios eficaces y efectivos que palien, desde un concepto integral de la persona, todo el conjunto de problemáticas interrelacionadas que afectan a su bienestar personal.

Por estas razones, la realidad actual de un sector atomizado en pequeños proyectos asociativos no es sostenible, y de hecho muchas pequeñas iniciativas están desapareciendo ante la falta de recursos económicos y financieros.

Existiendo, pues, la necesidad y el interés de todos los intervinientes, el proceso de unión y colaboración entre organizaciones se produce, aunque lenta y de forma desordenada en algunos sectores de lo social y con una trayectoria muy amplia en otras (como el sector de la discapacidad, por ejemplo), pero con una tendencia clara a su consolidación.

¿Pero que significa conformar y participar en una red? ¿Cómo podemos impulsar, desarrollar y participar en un proyecto de red? Tengamos claro que ser socio en una red no es garantía de nada, solo desde el “construir juntos” conseguiremos las bondades de “ser más grandes, más fuertes y más estables”

Primera idea: qué es una red

Desde nuestro punto de vista, una red es un espacio de participación y trabajo común en torno a unos objetivos compartidos.

Esta definición tan esquemática es premeditada, independientemente de que exista una formalización jurídica y un modelo político definido, en el fondo lo que debe haber es participación y objetivos compartidos, y estos dos conceptos en la práctica nos definirá si estamos en una red o en otra cosa (como, por ejemplo, una gestora de servicios).

Participación significa una estructura democrática de funcionamiento, un posicionamiento común en las líneas estratégicas y en los objetivos, y una acción permanente de “construir ideas y propuestas” contando con todos sus miembros; independientemente de los liderazgos y las estructuras coordinadoras que se formulen, que tendrán un papel fundamental en el desarrollo operativo de la red, debe estar presente la vocación de integrar e incluir, de sumar el esfuerzo colectivo.

La participación no debe ser obligatoria, pero es evidente que una falta permanente de participación debe hacer reflexionar sobre la conveniencia de la inclusión de determinados miembros. Una entidad “vampiro” que aprovecha la red pero no construye puede ser un lastre y un motivo de desencanto del conjunto de las organizaciones que la forman.

Por último, la participación debe estar estructurada, generando cauces de comunicación, de opinión y ámbitos de debate; aunque esta formalización debe estar abierta a cualquier visión y planteamiento, en definitiva, hay que articular los procesos pero no los contenidos.

En un segundo aspecto, se debe trabajar sobre unos objetivos comunes, es decir, algo que queremos lograr juntos (y que explica y da sentido a «para qué» estamos juntos). Los objetivos de la red son colectivos, es decir, objetivos que comparten cada uno de los miembros de la red y que responde a las necesidades individuales de todos los miembros.

Ser una red y trabajar en red no es algo que surja de la buena voluntad o del compromiso espontáneo de sus participantes. Se debe planificar, participar, liderar y evaluar.

Seguiremos con ello…

 

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